jueves, 5 de mayo de 2011

Series con Historia V: Generation Kill

Continuamos con bastante retraso (nuestras más sinceras disculpas)  con nuestra personal selección de las mejores series históricas de los últimos años que iniciamos con Roma de la HBO y continuamos con Los Tudor, John Adams y Deadwood. Damos ahora un salto a la historia más reciente con Generation Kill de la HBO (de nuevo) y de la mano de nuestro colaborador Maniac.

GENERATION KILL



Generation Kill es una miniserie estadounidense ganadora de 3 Premios Emmy, basada en el libro homónimo de Evan Wright, fruto de la recopilación de los artículos que el propio Evan redacto para la revista 'Rolling Stone' mientras estuvo “incrustado” como reportero en una unidad de marines y adaptada para televisión por David Simon y Ed Burns, los creadores de una de las series mas emblemáticas de la última década: "The Wire".


Producida por la prestigiosa HBO, "Generation Kill" narra en 7 intensos capítulos los primeros cuarenta días de la llamada Segunda Guerra del Golfo o Guerra de Irak a través de las experiencias de una unidad de élite estadounidense: La compañía de reconocimiento Bravo de la primera división de Marines.



La serie nos muestra de una forma premeditada y casi diría extremadamente documental y realista el día a día de la invasión y de la vida en una unidad de combate de primera línea. Podríamos señalar críticamente que el uso de este formato no es precisamente ninguna novedad, e incluso de que se trata de un formato o un recurso de estilo explotado hasta la saciedad con mayor (Redacted de Brian de Palma), o menor fortuna (The Hurt Locker de Kathryn Bigelow)  en el cine bélico prácticamente desde el Salvar al soldado Rayan de Spielberg. Sin embargo, en este caso, además de estar usado con mucho oficio y talento (¿quiénes mejor para recrear un formato de reality televisivo que la gente de la Tele?) el uso de este formato era obligado y queda plenamente justificado narrativamente al provenir el guión de la fuente periodística mencionada anteriormente.



Por otra parte, el empleo de este falso formato televisivo de cámara en mano y planos cortos, muchas veces se emplea para tratar de enmascarar carencias técnicas y presupuestarias, pero amigos, aquí hablamos de la HBO, la cadena a la que le gusta batir de temporada en temporada su marca de “serie más cara de la historia” con lo cual este formato documental  está apoyado por unos efectos especiales,  visuales  y sonoros y un diseño de producción que nos sumergen con apabullante verisimilitud en la Irak en guerra de aquellos terribles días no tan lejanos.



En realidad, la búsqueda casi maniática de realismo que se observa en esta producción, se tornaba en indispensable para los productores si querían enfrentarse con éxito al reto de retratar de forma totalmente creíble el ángulo de los acontecimientos que se nos oculto a unos telespectadores a los que ya se nos había mostrado en directo, la “realidad” oficial en los noticieros. Un efecto visual pobremente ejecutado, una localización mal tratada o un plano erróneo que nos abstrajera de esa sensación de verosimilitud, causaría que la propuesta perdiera gran parte de su fuerza de denuncia que es el fin último de esta serie y del libro en el que se apoya.




Todo este esfuerzo de producción se hubiera quedado en agua de borrajas si no hubiera estado acompañado de un trabajo actoral de primer nivel que dotara de vida a los auténticos protagonistas, de esta historia, los hombres de la compañía Bravo. Unos hombres que es a los que realmente se trata de descubrir, mostrar y porque no, homenajear. Recordar  con el mejor de los homenajes posibles (un punto en común o nexo de unión con  otras dos series bélicas de la HBO, The Pacific y Band of Brothers), la verdad, la verdad de la guerra mostrada sin adornos de desfiles y banderas, la verdad cruda y descarnada que nos permite valorar y admirar en su justa medida a esos jóvenes, su comportamiento y su,  al final, vacio y triste sacrificio.



En aras de la comentada búsqueda  realismo, la mayor parte  del casting de la serie es premeditadamente poco conocido y cuenta incluso con la participación de marines que realmente intervinieron en la invasión. En cuanto a caras conocidas podemos señalar la del actor sueco Alexander Skarsgärd, (el vampírico Sheriff de la estupenda serie, también de la HBO, "True Blood") que interpreta al sargento Brad "Iceman" Colbert, líder del equipo Alpha 1, un frío, metódico y profesional marine que nos regala junto con su conductor Josh Ray Person (James Ransone) algunos de los mejores momentos de la serie.



Especial relevancia tiene el papel del periodista “incrustado” Evan Wright (Lee Tergesen), desde cuya mirada (no olvidemos que la serie se basa en sus propias vivencias) contemplamos como se desmonta el mito de la eficacia militar y descubrimos las miserias del ejército norteamericano, desde la criminal incompetencia y ansia de notoriedad y ascensos de algunos superiores, a la matanza de civiles inocentes por una medalla, hasta lo que puede resultar más chocante para el espectador, la enorme precariedad de medios en una unidad de combate de primera línea, la constante improvisación y mala organización de algunas de las misiones en las que los jóvenes soldados son solo peones totalmente prescindibles.



Es interesante también contemplar el proceso de acercamiento e identificación que se desarrolla entre ese periodista de un “sospechoso” medio de comunicación “liberal”, la revista 'Rolling Stone' y unos soldados exultantes de testosterona y republicanismo ocultos o escondidos tras un escudo de insensibilidad profesional, machismo exacerbado y racismo cruel que les permite dar sentido y soportar a la terrible realidad en la que están inmersos.



Para concluir, una serie imprescindible para todos aquellos que, además de querer disfrutar de una buena historia magníficamente contada, quieran asomarse a una realidad histórica desde un punto de vista crítico.



Segundo Teniente Todd "Maniac" Marshall