Más rápido, más veloz:
La saga Fast &
Furious (Parte 1)
Hay tres elementos
principales por los que, inicialmente, habría que destacar esta
longeva saga: Lo primero es que vaya ya por su séptima entrega (con
dos mas en preparación) algo poco habitual en el genero de acción
donde podríamos englobar estas películas, lo segundo es que cada
película haya recaudado más que la anterior situándose la última
entrega en el momento de su estreno como la cuarta película más
taquillera de la historia y lo tercero que a nivel de critica y
publico cada una haya sido generalmente mejor considerada que la
anterior (obviamente dentro del genero en el que se inscribe) y en
especial las tres últimas.
Analicemos con mas
detalle la saga repasando lo mejor y lo peor de las siete películas.
Dirigida por Rob
Cohen un eficaz director cuya filmografia hasta el momento constaba
de films que, sin destacar demasiado sí resultaban interesantes y
bien realizados, como Daylight con Sylvester Stallone, Dragon, la
historia de Bruce Lee o Dragonheart, esta primera película que daría
pie a la longeva saga es una clara copia/homenaje/saqueo/inspiración
(táchese lo que corresponda) del film de 1991 dirigido por Kathelyn
Bigelow Le llaman Bodhi (Point Break). En ambos films un
agente de policía se tiene que infiltrar en una banda de delincuentes
que llevan a cabo sus crímenes con peculiares métodos. Durante la infiltración el agente se siente
cada vez mas atraído por el carismático jefe de la banda, la
hermana de este y la forma de vida del grupo de atracadores que
forman una peculiar familia, haciéndole dudar de donde están sus
lealtades. Esta sinopsis sirve tanto para una como para otra
película, la diferencia estriba en la forma de realizar los atracos,
en la película de la ex de James Cameron los atracadores eran un
grupo de sufistas mientras que en la de Cohen son personas del
mundillo de las carreras ilegales con coches tuneados que a su vez
sirven de herramientas para llevar a cabo los robos.
Dejando al margen
los obvios paralelismos entre ambas películas, el film de Rob Cohen
es una adrenalitica cinta que se apoya en dos pilares fundamentales:
las estupendas secuencias de acción (carreras, atracos sobre
ruedas…) y el carisma de sus protagonistas: Dominic Toretto
interpretado con rotundidad por Vin Diesel y Brian O´Conner al que
presta su atractivo rostro un Paul Walker que, sin ser un gran actor,
consigue una química indudable con Diesel. Si a esto le sumamos un
guión simple pero efectivo y un logrado ritmo da como resultado una
cinta que se ve con agrado y se disfruta de principio a fin.
Tuvo un éxito
considerable recaudando mas de 40 millones de dólares en su primer
fin de semana lo que daba por segura una secuela.
Esta secuela es, sin
duda, la menos destacable de la saga aunque tiene ciertos elementos
que influirían en las posteriores películas de la serie. Por un
lado regresa Paul Walker ,pero no Vin Diesel, igualmente Rob Cohen no
dirige y cede su silla de dirección a John Singleton otrora un autor
que despuntaba con cintas con bastante contenido social como Los
Chicos del barrio, Justicia Poética o Semillas de rencor con
bastante peor mano para las escenas de acción. Walker hace pareja en
el film con Tyrese Gibson con quien debe infiltrarse (otra vez) en un
cartel de drogas. Lo único rescatable son precisamente un par de
personajes nuevos que se convertirán en indispensables en las
siguientes películas de la saga el ya citado Roman Pearce (Tyrese
Gibson) y Tej (Ludacris) ambos volverán en la cuarta película y ya
aparecerán en todas las siguientes (y Eva Mendes, protagonista femenina de esta, tendrá un cameo también al final de la sexta película). Salvo esto no hay ninguna
conexión más con la película anterior ni con las posteriores con
lo que es una cinta que se puede obviar dentro del conjunto de la
saga.
Pese a sus defectos
la película recaudo más que la previa dando pie a una tercera parte
que supondría un giro a la saga y devendría en el film menos
imbricado en el universo de ficción que se estaba creando pero
también en uno de los más entretenidos.
Ambientada
temporalmente después de la sexta parte en esta tercera (o sexta
según se siga un criterio u otro) no repite ninguno de los
protagonistas de las previas (salvo cameo final de Vin Diesel) y el
argumento nos traslada a, sí lo habéis adivinado, Tokyo donde un
joven norteamericano se traslada a vivir con su padre para evitar ir
a prisión tras un accidente en una carrera callejera, en Japon
descubrirá el fascinante mundo de las carreras ilegales
dominadas por la mafia japonesa y donde el dominio del drift es la
clave para ganar. Con un desarrollo argumental que recuerda a
clásicos como Karate Kid, debuta como director Justin Lin que será
desde ese momento pieza clave en el desarrollo de la saga, pues
dirigirá las tres siguientes marcando el tono de las mismas.
La
efectiva y estimulante dirección de Lin nos trae unas espectaculares
escenas de carreras donde destaca el descenso nocturno por una
montaña con estupendos cambios de plano y diversas escenas de
competiciones en garajes y sitios de difícil maniobra, donde la
técnica del drift (o derrape) consigue momentos francamente logrados
y emocionantes. Lucas Black realiza una buena interpretación
(aunque resulta poco creíble como adolescente de ahí que no aparecerá en el resto de la saga salvo breve cameo en la séptima) consiguiendo lograr la identificación del espectador, aunque carece
del carisma de los anteriores protagonistas pero se encuentra bien
arropado por unos interesantes secundarios entre los que destaca el
famoso Sonny Chiba o Sung Kang (Han) que repetiría en las posteriores
películas de la saga.
Pese a no estar muy
bien considerada es una película muy entretenida que pasa en un
suspiro y cuya exótica ambientación, aparte de las espectaculares
escenas de acción, la convierten en una película indispensable para
los fans del género. Todo un placer culpable.
Fast and Furious: Aún más rápido
(Fast and Furious, 2009)
Una especie de
reinicio de la saga y el comienzo de la ascensión imparable de la
misma. Regresan los protagonistas principales Vin Diesel y Walker
acompañados por un elenco cada vez más numeroso que comienza a
configurar la peculiar “familia” que será el núcleo de todas
las películas siguientes, algo que se esbozaba en la primera película pero que a partir de esta será el elemento definitorio
(juntos con los coches) de los siguientes films. De la primera de la
saga además de los citados Diesel y Walker recupera a Letty
(la pareja de Toretto y pieza clave en los siguientes films) y a Mia
(la hermana de Dom y pareja de O´Conner) y de la tercera se trae a
Kang (recordemos que la tercera se sitúa temporalmente tras la sexta
parte). Repite como director Justin Lin.
En este caso Toretto y
O´Conner de nuevo en bandos opuestos deben colaborar en la
investigación sobre la muerte de Letty (Michelle Rodriguez) que se cruza con el caso que
lleva O´Conner sobre un peligroso narcotraficante. De nuevo
espectaculares carreras (a destacar la que se produce para ver quién
será el conductor que llevara la droga a través de la frontera
EEUU/México o la carrera por los túneles) y un argumento algo flojo
en comparación con los siguientes (aunque con momentos impactantes que marcaran el tono de las siguientes) pero será el punto de partida
para una trama que se alargara a lo largo de la siguientes tres
partes (de hecho en final es un continuara en toda regla) en una trilogía bastante redonda como veremos en la segunda parte del articulo que publicaremos en unos días.
Sed veloces.
miércoles, 20 de enero de 2016
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